En Chaco y norte de Santa Fe, ya se levantó más del 60 % de la superficie con buenos rindes y calidad de los granos en contenido de aceite. La trilla comenzó a extenderse hacia el centro del país y, en el sur de Buenos Aires. Especialistas del INTA analizan la campaña.
En Chaco y norte de Santa Fe, ambos núcleos productivos de girasol, ya se levantó más del 60 % de la superficie cubierta con la oleaginosa con buenos rindes y calidad de los granos en contenido de aceite. Especialistas del INTA analizan la evolución de la recolección y advierten la necesidad de planificar la implantación de cultivos o coberturas, tras finalizar la trilla.
En el sudoeste y sur de Chaco, la cosecha está avanzada y se estima que el 65 % de la superficie ya fue recolectada. Se trata de “una campaña bastante buena, caracterizada por la variabilidad de rindes entre los lotes; hay algunos con muy buenos niveles de rendimiento, mayores a 3.500 kilos por hectárea, y otros con baja productividad o que no pudieron ser cosechados”, describió Gerardo Quintana, especialista del INTA Las Breñas –Chaco–.
Para Quintana, esta diferencia se debió a dos factores fundamentales, manejo del lote y disponibilidad de humedad en momentos estratégicos para el desarrollo del cultivo. De este modo, aquellos lotes que fueron sembrados en una fecha adecuada y tuvieron una buena gestión de la reserva de agua en el perfil de suelo, barbechos y control de malezas registraron buenos rendimientos.
Por el contrario, en aquellos lotes donde, tal vez, se partió con un cultivo demandante de humedad o suelos en estado menos aptos para captar el agua –con compactaciones, poca cobertura e incidencia de malezas–, la disponibilidad hídrica para los cultivos fue menor y eso disminuyó el rendimiento final.
“Un girasol que se inicia con poca agua en el perfil y atraviesa una primavera e inicio de verano relativamente secos tiene pocas posibilidades de expresar buenos rendimientos”, sostuvo el técnico. No obstante, dijo que, en términos generales, la campaña muestra rendimientos superiores a los 2.000 kilos por hectárea, una cifra muy próspera para zona.
En cuanto a calidad, el girasol presenta “muy buenos niveles de materia grasa que contribuyen a que la campaña sea buena, ya que pueden repercutir en bonificaciones en el precio del cultivo”, señaló Quintana. De esta manera, se prevé que el cultivo tenga un buen desempeño de mercado y en producción de aceite.
Asimismo, destacó que no se observaron complicaciones sanitarias de mayor incidencia en la campaña, solo algunas enfermedades foliares al comienzo de la etapa vegetativa que no perjudicaron los rindes. Por las localidades de Santa Silvina y Villa Ángela –sur de la provincia–, se registraron mermas productivas en algunos lotes por daños de pájaros, así como en zonas puntuales de la región.
En superficie, la provincia de Chaco mantiene la tendencia del año pasado, con un área cercana a las 400.000 hectáreas, y es mejor en materia de rindes, debido a que la cosecha anterior tuvo dificultades para el llenado de granos. “Esto atiende a que hay humedad acumulada en los suelos y precipitaciones puntuales en invierno que facilitaron la implantación del cultivo, sumado al buen precio del grano”, explicó Quintana.
En general, quedan por cosechar lotes de siembra tardía realizada a fines de agosto y principios de septiembre, cuyos rindes son inciertos, ya que entraron a la etapa de llenado de granos con altas temperaturas. “Se debe esperar para saber cómo esto incide en el contenido de materia grasa de los granos y en los rindes finales”, aclaró el técnico.
Una vez finalizada la recolección, Quintana recomendó “prestarle atención al manejo de barbecho y utilizar rápidamente los lotes para evitar la proliferación de malezas en un verano bastante seco”. “Dejar los lotes sin sembrar o sin cobertura durante febrero y marzo puede representar un problema hacia futuro”, remarcó.
Panorama en Santa Fe
En la zona de los departamentos de General Obligado, Vera, San Javier y 9 de Julio que conforman el norte santafesino, el girasol cubrió un área estimada de entre 140.000 y 150.000 hectáreas, cifra que representa una leve suba respecto del año anterior. Pese a algunos eventos de lluvias en enero, según los técnicos, la cosecha transcurre con normalidad.
Como observación, se destaca “la trilla de plantas con granos maduros, pero con capítulos y tallos verdes, debido a las escasas precipitaciones ocurridas en diciembre que provocaron un desbalance en el secado”, señaló Sebastián Zuil, especialista del INTA Reconquista –Santa Fe–, quien aclaró que se trata de algo frecuente.
No obstante, el especialista afirmó que, en general, la campaña presenta rindes interesantes para la zona, de entre 2.000 y 3.000 kilos, con algunos lotes de entre 1.000 y 1.300 kilos que estuvieron afectados por mildium o enanismo del girasol durante los primeros estadios del cultivo, lo cual perjudicó el stand de plantas.
La enfermedad infecta en años frescos –a temperaturas de suelo de 15 °C– y lluviosos y afectó, principalmente, a lotes de siembra muy temprana, realizadas entre fines de julio y principios de agosto. Algunos de estos lotes tuvieron que ser resembrados o destinarse a otros cultivos por los elevados niveles de plantas afectadas –mayores al 60 %–.
Entre los factores que promovieron la obtención de buenos rindes, Zuil ponderó el manejo del lote, la elección de híbridos y la disponibilidad de humedad. Además, explicó que, si bien fue un año con buen nivel de precipitaciones, las escasas lluvias de diciembre minimizaron la competencia de malezas en los lotes –en general–.
En relación con ese aspecto, también resaltó que el incremento en la superficie sembrada con genotipos “CL”, resistentes a un grupo de herbicidas de la familia de las imidazolinonas, aportó positivamente al control de malezas.
En cuanto a calidad, Zuil dijo que el porcentaje y calidad de aceite de los granos dependen, sobre todo, del genotipo y no tanto de las condiciones ambientales. “Lotes con genotipos de buen potencial registran un alto porcentaje de aceite –entre un 50 y 53 %–, mientras que lotes con híbridos de menor potencial o sembrados con cultivares tolerantes a pájaros tienen porcentajes de aceite menores, que rondan entre el 45 y 47 %”, detalló.
Para productores que quieran incluir un segundo cultivo como sorgo o maíz o cultivo de cobertura posterior al girasol, el técnico recomendó tener en cuenta el agua disponible en el perfil y el nivel de malezas presente en el lote para llevar a cabo los tratamientos de herbicidas o mecánicos correspondientes.
Evaluación de campaña
Según un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha de girasol comenzó a extenderse hacia las regiones del centro del país, mientras que, en el sur de Buenos Aires, los lotes continúan transitando etapas reproductivas. En números absolutos, se levantaron más de 400.000 hectáreas con un rinde medio nacional de 20,6 quintales por hectárea (qq/ha).
Por su parte, el informe detalla que, en el NEA, la cosecha cobró fluidez durante la última semana y se relevaron los mayores progresos de trilla sobre las localidades del centro y sudoeste de Chaco. Los rendimientos registrados continúan superando los del ciclo previo, con un promedio –al 17 de enero– ubicado en 20 qq/ha.
En el centro-norte de Santa Fe, las labores de cosecha avanzan sobre lotes en madurez fisiológica con un porcentaje ya recolectado que sería del 40 % de la superficie apta.
En las regiones del centro-norte de Córdoba, la recolección progresa de manera más lenta, mientras que, en el sur de la provincia y centro-este de Entre Ríos, se relevaron las primeras trillas de lotes tempranos con rendimientos dentro de los promedios zonales.
Por último, el relevamiento indica que, en los núcleos implantados en Buenos Aires y La Pampa, el cultivo atraviesa diferentes etapas vegetativo, desde botón floral hasta inicio de llenado de grano, bajo una condición de humedad que varía entre regular y adecuada.