Soja: entre el clima local y los números del USDA

En un contexto de abundancia mundial, lo que mantiene con cierto sostén a los precios es el clima en Argentina.

Con las labores finalizadas en Norteamérica y luego de tres cosechas récord, la demanda de soja sabe que se mueve en un mercado muy abastecido. Ahora falta que entre en juego la producción del hemisferio sur y en ese sentido todavía persisten algunas dudas. Si bien Brasil tendría un piso de 110 millones de toneladas según CONAB, en Argentina todavía resta cierta incertidumbre por sequías importantes. Tengamos presente que entre Brasil y Argentina la producción supera las 160 millones de toneladas y problemas en este lado del mundo, podrían cambiar el escenario de oferta y demanda mundial.

Por el momento, el clima se ha mostrado muy favorable para Brasil. En los estimados pre-campaña, el consenso de analistas ubicaba la producción en 105 millones de toneladas. Posteriormente, con el arranque de siembra y primeros relevamientos de cultivos, ese guarismo se elevó a 107 millones y ahora, con la siembra al 100% y próximos a meterse de lleno en la cosecha, el piso de producción se ha elevado a 110 millones de toneladas según la Agencia Estatal Brasilera (CONAB).

Por ahora los perfiles vienen muy bien y no hay nada que haga pensar en un escenario de menor producción. Algunas zonas del sur de Brasil están con el agua justa, sin demasiado sobrante. Sin embargo, los pronósticos dan buenas lluvias para los próximos 14 días con lo que cualquier consumo excesivo de agua en los suelos, debería reemplazarse con las nuevas precipitaciones.

Por el lado de Argentina, la situación es distinta. Salvo el centro-sur de Santa Fe, Sudeste de Córdoba y Sudeste de Buenos Aires, el resto del país está con problemas importantes de falta de agua. Y esto podría complicar no solamente los rindes, sino también, la superficie a sembrar. De acuerdo a un reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario, de las 18,8 millones de hectáreas que se estimaban ya se han quitado 300 mil hectáreas para dejarlas en 18,5 millones. Además, dicho valor podría reducirse aún más si no se dan las lluvias esperadas.

La producción, bajo este escenario, estaría rondando las 52 millones de toneladas lo que significa una caída de 5,3 millones comparado con la campaña pasada. En este sentido, lo que cobrará vital importancia será ver si la suba en la producción brasilera alcanza a compensar la caída esperada en nuestra producción.

Una parte de esta incógnita comenzará a resolverse cuando el Departamento de Agricultura de EEUU actualice los datos estimados para Sudamérica lo que podría (o no) impactar en precios. A juzgar por las cifras preliminares, el consenso de mercado espera que suban la estimación brasilera de 108 a 110,3 millones de toneladas y para Argentina, se baje de 57 a 56,3 millones. En este escenario, tendríamos una producción sudamericana mayor en 1,6 millones de toneladas, lo que a priori debería ser negativo para precios.

En un contexto de abultada oferta mundial (los stocks finales de EEUU son los mayores de las últimas 10 campañas), la demanda está ciertamente tranquila para comprar. Durante el mes de diciembre China, el principal comprador del mundo, se abocó a buscar stocks de soja en Brasil, lo que redundó en una menor demanda sobre EEUU e hizo bajar los precios en Chicago. En este contexto, el mercado necesitará sentir una baja sustancial de producción combinada de Sudamérica para que los precios comiencen a mostrar síntomas de calentamiento importantes.

Los precios locales a cosecha se han mostrado en un rango entre los U$S 260 – U$S 270 durante los últimos 4 meses. Durante ese período el mercado ha digerido el volumen de producción récord de EEUU, la siembra sudamericana y actualmente resta saber qué impacto sobre los rindes finalmente tendrá el clima.

En cualquier caso, la soja local que se pasaría de campaña ronda los 12-15 millones de toneladas y esto significa que del lado comprador tampoco estarían tan apretados (siempre y cuando no continúe la retención de mercadería por parte del productor). De ser así, a medida que nos acerquemos a cosecha podríamos ver una baja adicional en los valores (siempre y cuando no empeore gravemente el escenario productivo). Las situaciones son distintas en todos los casos, pero para quien estime una adecuada producción, cerrar un pequeño porcentaje de ventas forward a cosecha a los precios actuales permitiría promediar buenos precios de venta.

Eventualmente, hay alternativas para vender a buen precio sin comprometer la mercadería física para quienes estén –productivamente hablando- en una situación más delicada. Las opciones de venta (conocidas como Put) en Rofex o Matba son buenos ejemplos. Con una sencilla operatoria, es posible poner un piso de venta y quedar cubiertos, independientemente de los vaivenes de precios en el mercado físico.

Fuente: AAPRESID | Por Ignacio Fernandez – BLD