Híbridos de girasol con resistencia a Mildiu

El Mildiu del girasol (Plasmopara halstedii) es un patógeno que requiere un suelo húmedo y frío para prosperar, situaciones que no siempre se dan en la fecha de siembra óptima para nuestra región (entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre); razón por la cual su presencia en los lotes del NEA no es frecuente. Este patógeno, al tener dos ciclos de infección (por semilla o plántula y por hoja en plantas más desarrolladas), podría tener una frecuencia mayor a lo largo de los años.

Esta enfermedad, que limitó el desarrollo del cultivo en vastas regiones durante varios años, fue superada mediante la incorporación de genes de resistencia específicos para las principales razas y la comercialización de semilla protegida con el principio activo metalaxil, que evita la infección en la plántula.

A lo largo de las últimas campañas, se ha registrado un aumento paulatino de la prevalencia de esta patología en cultivos de girasol del norte de Santa Fe. En la campaña 2017/18 su presencia fue confirmada en muchos lotes con niveles de infección desde unas pocas plantas hasta lotes con 90% de plantas afectadas y varios lotes se debieron resembrar o cambiar la producción. Incluso algunos lotes con genotipos resistentes se vieron afectados por una raza diferente a las que se venían encontrando.

Para reducir los efectos de este patógeno es necesario pensar en tres estrategias de mitigación: i) resistencia genética, ii) protección química de semilla y iii) prácticas de manejo.

El uso de resistencia genética continúa siendo la mejor herramienta que tenemos para este patógeno. En función de la importancia que tiene conocer, al momento de elegir híbridos, la resistencia/susceptibilidad a las razas presentes (razas del 700 en la nomenclatura internacional), se confeccionó la tabla 1 con información suministrada por los mejoradores de cada empresa. Si bien no están todos los híbridos utilizados se logró recabar información de la mayoría de ellos, inclusive de algunos híbridos que estarán disponibles en campañas futuras (nuevos materiales que están en proceso de inscripción en INASE).

Por otro lado, la protección química de la semilla es una estrategia que tiene buenos resultados pero ya se ha comprobado la presencia de patotipos de Plasmopara halstedii con resistencia al metalaxil, con lo cual no se constituye como una herramienta única de protección.

Por último, las prácticas de manejo de cultivo que reducen la incidencia de la enfermedad son: a) fecha de siembra, b) rotaciones, c) laboreos de suelo, d) sistematización de lotes para evitar encharcamientos, entre otras.

Anticipar la fecha de siembra (hacia fines de julio) incrementa el riesgo de infección (debido a que la germinación y emergencia de las plantas se producen con bajas temperaturas de suelo y más lentamente) sin un significativo incremento en los rendimientos. La fecha de siembra óptima para nuestra región está comprendida entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre.

 

Una recomendación es que si en la historia del lote a sembrar se han observado plantas enfermas, se deben utilizar híbridos resistentes para disminuir el incremento de inóculo en el lote. Si el lote tiene antecedentes de girasol con presencia de la enfermedad en los últimos años se debe considerar realizar otro cultivo o bien hacer una labranza.

 

Fuente: INTA por Sebastián Zuil