Estrategias en el control de malezas en soja

Marco general de la problemática de malezas

Las malezas en la historia reciente fueron un factor reductor de rendimiento, las cuales conceptualmente se controlaron mecánica y químicamente; con el advenimiento y la masificación de la siembra directa el control quedo manos únicamente de la acción química. Luego de la aparición de las malezas resistentes a mediados de los ‘90, las mismas pasaron a ser en cierta medida limitantes en el rendimiento, ya que comenzaron a incidir en la fecha de siembra de los cultivos, los espaciamientos entre surcos, y hasta incluso, en la decisión de no realizar un cultivo en un lote por la presencia de una determinada maleza de difícil control o con resistencia a los herbicidas habituales. La mayor parte de nuestro sistema productivo se encuentra bajo arrendamiento, cuyo valor se ha ido incrementando y con un cambio en la característica de los actores que intervienen en el negocio, tanto del lado del arrendador como del arrendatario. Durante mucho tiempo se perdió diversidad e intensidad de cultivos en la rotación, se han acortado los plazos de arrendamiento y el momento de entrega de los lotes, lo cual atenta contra el manejo de malezas que requiere previsión y planificación, para actuar en forma preventiva que es el método más eficaz, y de menor costo económico y ambiental.

 

Desde el punto de vista del manejo, se ha postergado el conocimiento y la investigación en esta temática durante años, dejando el control en manos de un súper herbicida, o en la confianza de la aparición de uno nuevo de las mismas características. Desde el punto de vista técnico, el monitoreo de las malezas, su identificación, el manejo de la terapéutica de aplicación, la química de los herbicidas en el ambiente y su interacción, han quedado relegados: había un herbicida que funcionaba casi para cualquier maleza, tamaño, condición fisiológica y cantidad de impactos necesarios. La mejor herramienta, como único modo de acción (MOA), repetido en el tiempo, había perdido su eficacia. Y con ello, se desnudaron muchas de las falencias que había detrás en cuanto al manejo agronómico. Es así como a diferencia de hace 20 años, hoy el sistema productivo ha perdido herramientas químicas efectivas para el control de malezas. Para que un mecanismo de control perdure, deberíamos buscar simultáneamente soluciones alternativas para cuidar esa tecnología. Otra diferencia fundamental respecto a décadas pasadas, es que hoy la forma de hacer agricultura está bajo la observación social y política, con cuestionamientos ambientales con o sin fundamentos, lo cual exige estar a la altura de las circunstancias, sin márgenes de error y estrictamente bajo lo que exige la ley de agroquímicos para toda la cadena de producción, y sobre todo, con la aplicación del sentido común incluso por encima de la ley. Desde la primera aparición de resistencia en Argentina en el año 1996, a la fecha se han generado 34 biotipos resistentes (19 especies diferentes, 10 monocotiledóneas y 9 dicotiledóneas), correspondientes a 4 MOA (EPSPS, ALS, ACC y Auxinas sintéticas), y 9 de esos biotipos son de resistencia múltiple a estos MOA (Gráfico 1).

Si observamos desde el año 2010, la tasa de aparición de biotipos resistentes fue a razón de 4 biotipos/año. El actual 2018 ya ha cumplido su cuota con la confirmación de Amaranthus hybridus (EPSPS y Auxinas), Bromus catharticus (EPSPS), Brassica rapa (EPSPS, ALS y Auxinas), y Rapistrum rugosum (EPSPS).

 

Consecuencias de la generación de resistencia

La consecuencia de la aparición de las malezas resistentes fue un aumento en los costos del control, pero también hubo un aumento en el impacto ambiental medido como EIQ (coeficiente de impacto ambiental, de valor adimensional) (Kovach et al., 1992) . En el Gráfico 2, puede observarse como fue incrementándose el costo en el cultivo de soja para la zona núcleo desde el manejo único a base de glifosato, luego con la aparición de rama negra RG, gramíneas RG y Amaranthus RG-ALS. Repaso se refiere a la intervención química para Amaranthus dentro del cultivo de soja a base de un PPO + Auxina.

Lo mismo fue cuantificado por la REM Aapresid (Marzetti et al., 2014), cuando aún no se había generalizado el problema de Amaranthus en toda la región central. En base a encuestas a asesores de las diferentes regiones se pudo medir el aumento en el costo de control en maíz y soja, con y sin malezas difíciles, así como también en el EIQ (Gráficos 3 y 4).

Pero ¿en qué hemos avanzado también en este tiempo?

El colapso en cuanto al manejo de malezas también fue disparador de cambios que eran necesarios:

– Perfiles ambientales de los herbicidas: cada vez más se comenzaron a utilizar y a demandar herbicidas de banda azul y verde. Es una demanda de los usuarios que está siendo respondida por las empresas proveedoras de insumos. – Biotecnología: han aparecido nuevos eventos biotecnológicos en los cultivos con resistencia a herbicidas que colaboran en ser una alternativa u opción más de control. También, para paliar los efectos fitotóxicos de algunos herbicidas por acumulación (stacking).

– Manejos sitio específico: las aplicaciones selectivas son una opción desde la maquinaria que puede ayudar a disminuir las cantidades de herbicidas aplicados, disminuyendo el impacto ambiental en el corto plazo y los costos de control en el mediano-largo plazo según la zona de producción.

– Genética: selección de habilidades competitivas de las variedades/híbridos.

– Funcionamiento en redes: desde ONG de productores como Aapresid (REM) y Aacrea (Proyecto Malezas) se activaron las conexiones para que los sistemas de alertas y las experiencias de control se difundan con más rapidez, entendiendo que el problema avanza a una tasa mayor a la que el humano es capaz de aprender. Se 81 75 90 68 98 83 70 72 61 68 74 61 156 142 187 93 174 165 144 148 127 70 104 92 0 50 100 150 200 Herb Herb Herb Herb Herb Herb Herb Herb Herb Herb Herb Herb Soja Maiz Soja Maiz Soja Maiz Soja Maiz Soja Maiz Soja Maiz NOA NEA NCba SCba Nucleo SEBA u$s/ha Sin Malezas Difíciles (U$S/ha) Con Malezas Difíciles (U$S/ha) lograron unir esfuerzos y recursos de las organizaciones de productores, empresas privadas, INTA y universidades.

– Revalorización del conocimiento: se volvió fundamental el manejo, el trabajo de monitoreo, reconocimiento de malezas, terapéutica, funcionamiento de los herbicidas en el ambiente, condiciones de aplicación. La importancia de la no diseminación de las malezas resistentes, retirándolas a mano cuando fuera necesario y con limpieza de las cosechadoras.

– Biología de las malezas: conocer cómo se reproducen, cuáles son sus cohortes de nacimientos, es fundamental para establecer las medidas de control a través de la tecnología de proceso (rotación de cultivos, fechas de siembra, espaciamiento entre surcos, implementación de cultivos de servicios, control mecánico).

– Control químico: fundamentalmente, se comprendió que si se deja solamente en sus manos el control, el fracaso está asegurado. Así lo afirma la experiencia en países de primer mundo. Es una pata trascendental para el control, pero no debe ser la única. También, que más que una receta para el control hay que tener diferentes estrategias para la secuenciación de MOA durante la secuencia de cultivos, para rotarlos en el tiempo.

Los cultivos de servicio (CS), una herramienta fundamental en el control de malezas Una vieja alternativa que resurgía en cada etapa cuando los cultivos de invierno dejaban de ser rentables, fueron los CS. Inicialmente con el objetivo de generar cobertura aérea para disminuir la erosión, aportar C al sistema, removilización de nutrientes, fijación de nitrógeno entre otras, pero fundamentalmente se encontró un servicio en el control de malezas al generar competencia por luz, agua, nutrientes, actuar como una barrera física y modificar las condiciones de alternancia térmica y llegada de luz necesarias para generar los estímulos en la germinación de las semillas de malezas. También, muchas de estas especies presentan efectos alelopáticos sobre las malezas, y gran parte de estos efectos se deben a las raíces y en menor medida a la parte aérea. Además de los efectos sobre las propiedades físicas y químicas de los suelos, los CS permiten disminuir la cantidad de herbicidas aplicados, sobre todo cuando se combina el secado de los mismos a través de la utilización mecánica del rolado. En el Gráfico 5 puede observarse la composición de costos para el control de malezas, para los cultivos de maíz, soja y trigo/soja con barbecho previo, con los herbicidas típicos a las dosis habituales de uso; para los casos de soja y trigo/soja se agregó la situación de repaso con herbicidas para el control de Amaranthus. Se comparó con los cultivos de soja y maíz con CS (vicia para el caso de maíz, y centeno para soja), y con la alternativa de secado a través de rolado. Puede observarse el impacto positivo sobre el EIQ de los CS, sobre todo cuando el secado de los mismos se produce a través del rolado mecánico. Cabe aclarar que durante más de 6 años de ensayos no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el rendimiento cuando los cultivos de servicio se controlaron monitoreando el agua útil remanente para el cultivo estival1 (Zorzín et al.; 2014).

Bases para maximizar el control químico

– Identificación de la/s maleza/s objetivo (resistencia, tolerancia, abundancia)

– Planificación de la secuencia de MOA diferentes en los cultivos de la rotación, en base a la/s malezas/s objetivo

– Mezclar los MOA: o Disminuye la probabilidad de generación de resistencia o Sinergia en el control (residualidad) o Aumenta el espectro de control

– Superposición de p.a. pre-emergentes (overlapping) de diferentes MOA: mejora la performance de los p.a. cuando la secuencia es planificada desde el barbecho

– Utilización de dosis completas

– Aplicación:

  •  Condiciones ambientales apropiadas
  • Estado fisiológico de la maleza y tamaño
  • Calidad de aplicación
  • Incorporación de los pre-emergentes.
  • Importancia de la primer lluvia
  • Aplicar los pre-emergentes con bajo nivel de cobertura verde.

Resumen

experiencias control químico en el cultivo de soja Los resultados corresponden al promedio de % control visual observado a nivel de ensayos y de campo (Mas Hectáreas Consultora). Cabe remarcar que los controles observados son de los herbicidas aplicados en forma individual, lográndose mejores performances con las combinaciones de MOA (partners), recomendado en el punto anterior.

Prospectiva

La problemática actual de malezas responde al manejo realizado hace años atrás. Más allá de que se han mejorado muchos aspectos del manejo de las mismas, es probable que continúen apareciendo biotipos resistentes como lo estamos viendo hoy en día (sobre todo de resistencias múltiples), y la merma en la tasa de aparición en respuesta a las mejoras en el manejo se vean reflejadas también luego de cierto tiempo. Todas las alternativas químicas de MOA que hoy se están utilizando para las malezas definidas como problema, ya han generado resistencia en otras partes del mundo. En los mismos cultivos, con las mismas malezas, y con los mismos MOA. Sería cuestión de tiempo esperar resistencia a esos MOA si se repiten los errores en el uso de control químico como ha ocurrido con el glifosato, los ALS, auxinas y graminicidas. El mayor impacto en el control de malezas seguramente será a través de la tecnología de proceso, aquella pensada en forma estratégica en la rotación y con la intervención de diferentes modos de control, en donde las tecnologías de insumo como el control químico y la biotecnología son una herramienta más, alternativas que deben estar al servicio y como opcionesfundamentales en los para los sistemas productivos actuales que se deberán sostener en el tiempo.

 

 

Fuente: INTA por José Luis Zorzin, José Felipe Buffa