Aapresid: nutrición trigo y cebada

La Nutrición en trigo y cebada es fundamental para el logro de elevados rendimientos y la obtención de granos de buena calidad.

En el marco del XXVI Congreso de Aapresid, Guillermo Divito ATR de la Regional Aapresid Necochea, presento el resultado de 311 lotes de cebada y 448 lotes de trigo de las campañas 2015/16, 2016/17 y 2017/2018.

En cuanto al ambiente las condiciones del sudeste bonaerense son favorables en relación al crecimiento y desarrollo de los cereales de invierno. En general, el especialista destaco que existe baja probabilidad de ocurrencia de déficit hídrico previo al período crítico para la definición del rendimiento, lo que ocurre entre mediados de octubre y mitad de noviembre.

Por el contrario, son frecuentes los excesos de agua entre la siembra y comienzos de encañazón, reducen la eficiencia de uso del nitrógeno (N) aplicado en estadios tempranos. Por otra parte, agregó que los registros moderados de temperatura alrededor de floración definen valores de cociente fototermal (relación entre la radiación solar media y la temperatura media) muy favorables para el cultivo.

En este contexto, el especialista destacó que es fundamental definir estrategias de fertilización nitrogenada adecuadas, a fin de lograr altos rendimientos, obtener granos con elevado contenido de proteína y procurar la mayor eficiencia en el uso del nutriente.

“Recurrir a los métodos empíricos es la manera más usual para definir la fertilización de los cultivos en la región pampeana” remarcó Divito y agregó que los mismos se basan en el análisis de información experimental sobre la respuesta del rendimiento de los cultivos ante la disponibilidad de N en el suelo en forma de nitrato (N-NO3-) sumado al N aportado por el fertilizante.

Por otro lado, la materia orgánica (MO) del suelo constituye una de las principales fuentes de N para los cultivos. “Existe una amplia variación en el contenido de MO entre suelos de distintas zonas y, mismo, entre suelos de una misma región, lo que genera diferencias en el potencial de mineralización del nutriente” explicó Divito. En los últimos años se ha avanzado en el estudio de estimadores sencillos de dicho potencial, siendo el N anaeróbico (Nan) uno de los métodos que mejor performance ha mostrado. Así, su incorporación a los modelos empíricos tradicionales nos permite un mejor ajuste de la fertilización. A modo de ejemplo, la inclusión del Nan evitaría la subestimación de la dosis de N en situaciones de bajo potencial de mineralización. Cabe destacar que los modelos de recomendación solo deben considerarse como una primera aproximación y, por ende, es necesario el monitoreo dinámico del cultivo.

En efecto la aplicación de N “de base” generalmente se hace fraccionando la dosis. En este punto, existe diferencia respecto a lo usual para el oeste de Buenos Aires o sur de Córdoba o Santa Fe, donde las precipitaciones son menos abundantes. La proporción del fertilizante a aplicar en cada oportunidad se decide según la disponibilidad de N determinada con el análisis del suelo. Así, si la disponibilidad es baja (50 kg N ha-1, o menos), se aplica un 60-70% de la dosis en la primera fertilización y un 30-40% en la segunda. Si la disponibilidad es mayor se fracciona la dosis en mitades. “Asegurar una buena provisión de N durante el macollaje es importante en el cultivo de cebada, donde el número de macollos o espigas condicionan fuertemente el rendimiento debido a la menor plasticidad reproductiva en comparación con el trigo” Remarcó. “Una vez realizada la aplicación “de base” es necesario continuar con el monitoreo del status nitrogenado del cultivo. Para tal fin, existe una amplia gama de sensores de transmitancia y reactancia que permiten evaluaciones rápidas y no destructivas” dijo Divito.

En conclusión, Divito agregó que “los rendimientos medios de trigo y cebada fueron altos en las últimas tres campañas. Para cebada las tendencias fueron similares, aunque se destaca el mayor rendimiento medio para todas las Regionales y campañas respecto al trigo (664 kg ha-1, en promedio). También se observó menor variabilidad en el rendimiento y menor diferencia entre Regionales respecto al cultivo de trigo”.

Se destaca que en el 27% de los lotes de trigo y el 48% de los de cebada de las Regionales Juan Manuel Fangio, Necochea y Tandil – Azul se lograron rendimientos superiores a los 6000 kilogramos por hectáreas. “Estos rendimientos imponen un desafío para el manejo de la nutrición, en especial si se pretende obtener granos con altos valores de proteína” concluyó.

Fuente: Prensa Aapresid